Cuando tenía 13 años, su iniciativa la destacaba entre toda su aula. La marinera era su hobby preferido donde liberaba su clásica energía. Entre el baile y su entusiasmo, Alejandra Carrasco no dejó nunca de batallar contra las adversidades de la vida como el bullying en su adolescencia. “Lo que transmito debe ser muchísimo más grande al margen de lo que digan los demás”, resalta ella después de todas las experiencias en cuanto a generar un cambio social. Hoy, ella es la embajadora y cofundadora de Wawa Laptop, la primera laptop en contar con un panel solar portátil como fuente de poder, siendo así la única laptop eco-amigable y sostenible.
El camino de Alejandra ha sido variado, así como la ola de ideas en cada proyecto. Específicamente, los voluntariados simbolizaron una vía donde podía forjar sus ganas de querer contribuir hacia un cambio. De pronto comenzó a tener una vida llena de viajes, de expediciones donde cruzaba horizontes por sus voluntariados. Una travesía que la marcó fue la de Brasil donde se auto descubrió personalmente.
Esta experiencia significó un quiebre en la vida de Alejandra; sin embargo, ella también afrontó un inicio de vida universitaria de manera independiente. ¿Por qué? Se mudó a Estados Unidos para estudiar y crecer personalmente. “El hecho de no poder contarle a mis padres cuando estaba allá porque vivía sola me marcó muchísimo”, ratifica la embajadora de Wawa Laptop. De igual modo, Alejandra no se rindió y encontró espacios precisos para seguir creciendo en cuanto a su producto y su carrera en la universidad. Del estrés a la lucha, hay un camino que ella recorrió con voluntad y carácter.
Cuando los padres de Alejandra viajaron a Iñapari para buscar mejores oportunidades laborales, ella estaba a punto de pasar a un colegio público. Sin embargo, esa realidad, donde las escuelas carecían de computadoras, internet y otros recursos educativos, hizo que Alejandra comenzara a valorar lo que tenía al alcance de sus manos al ver dichas problemáticas. Esos viajes al interior del país la hicieron cambiar de chip muy rápido: la impulsaron a ella y a la familia a encontrar una solución tecnológica.
“Toda mi familia ha estado aportando constructivamente lo que tenemos que hacer en el proyecto”, sentencia Alejandra, quien encuentra unos lazos familiares sólidos en su círculo familiar. Cada retroalimentación entre todos para llegar a la solución anhelada ha sido crucial. Esta familia de San Juan de Lurigancho ha creado un legado social que enaltecieron mucho más con la campaña “Dona una Wawa Laptop”. En medio de la pandemia, cuando las clases fueron suspendidas, la familia de Alejandra se puso manos a la obra para evitar que los estudiantes pierdan sus estudios.
Por ello, la familia Carrasco inició un reto para solicitar donaciones a las personas para ayudar a más de 1000 familias que carecían de recursos tecnológicos en sus estudios. Alejandra no tiene duda que el resultado fue exitoso y no se arrepiente de haber empujado el barco de esa manera en medio del confinamiento. Sin pensarlo, ella comenzó a una temprana edad a ser la cara de este producto, a ser la encargada de atender a la prensa y responder sus inquietudes.
Así, ella ha formado su don de liderazgo y carácter, donde no hay espacio para el temor. Los retos vienen hacia ella y ella los asume como nuevas travesías que vivir a su corta edad.